Eehm...

¡Hola a todos!

Primero: gracias por los emails sobre mis posts. He leído casi todos y les he respondido. Es lindo saber que mis letras llegan a muchos sitios (dos esquinas, mil millas, dos mares más allá) de lo pensado.

Prosigo... Este año ha sido súper complejo -por decirle de alguna manera- hasta para respirar. Tengo aún los manuscritos sobre mi única escapadita del año, y no he podido transcribirla.

También he sufrido del bloqueo del escritor. Ya saben, esa parálisis que da cuando uno está en su zona cómoda, o le falta emoción, o que se yo. El punto es que el "no-sé-que-escribir" se quedó conmigo una larga temporada este año (si lo sabrán ustedes). A ver, no es que no haya pasado cosas interesantes sobre las cuales reflexionar o plasmar alguna que otra letra, no; es el sentir un vacío perenne a la hora de escribirlo, de transformarlo. Transformar, ésa fue la palabra clave del año.

Vale decir que tengo un  compendio de emociones atadas, ocultas en lo más profundo de mi persona, que hacen ruido cada noche, causando así un insomnio que ni el té con leche y miel de la abuela me lo quita. Es que los demonios (?) son ruidosos y atrevidos, bueno, lo último no tanto: ellos sólo atacan cuando tengo momentos de silencio. Mucho ocurrió este año: nacimientos, debut, despedida, fallecimientos, fiestas, duelos, en fin... la vida misma se podría decir. Espero poder ponerlos al día con todo lo que tengo.

Un abrazo fuerte-- o un apretón de manos. Lo que consideren mejor.

Feliz año nuevo.

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