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Mostrando las entradas de julio 31, 2011

Cuando sera el día . . .

¡Hoy es el día para gritar! Para dejar salir todo lo que sientes y ocultas en tu corazón. Hoy es el día para empezara a decir ¡te extraño!, ¡te quiero!, ¡te necesito!, o simplemente "quédate conmigo"...  Hoy es el día para dejar atrás el orgullo y esa malvada envidia que nos envenena poco a poco el alma que a su vez solo deja soledad. Y ese día llegara cuando tú, entiendas que la felicidad no es al lado de otro ser humano,  sino contigo mismo. Cuando aceptes eso, ese día habrá llegado al fin.  By Braulio Borges. 

Monotonía

Carlos lo que menos ansiaba al final del día era regresar a casa, y no por querer irse de farra, sino que estaba su padre. Su monótono, deprimente, extenuante padre, que lo único que hacía era decirle las faltas a Carlos, pero no daba señal de saberle agradecido por su labor del día.. Carlos no aguantó más, se propuso terminar con ese ciclo, sería determinante, definitivo, estaría "chiuso" pues. "Es que, sencillamente chico, no quiero discutir una vez fuera de la fábrica, sobre algo que puede esperar a mañana" se decía. Bendita escena que se repetía todos los días, a la hora de la cena. Bendito capítulo que quería cerrar y no se dejaba. Eso pasa cuando los seres son viciosos en las vidas adictivas contaminadas.

No es mío.

Ese odio que crees que tengo por ti, no es mío. Ese desprecio que crees que tengo hacia ti, no es mío. Nunca podría despreciar lo que he amado. Nunca podría tener odio hacia ti, aunque me hayas dolido en mis profundidades. Mías fueron las risas, los camelos. Mío fue el deseo de tenerte conmigo Mío fue el dolor de tu partida. Luego de un tiempo, veo que mi corazón, aún luego de estar roto en miles de pedacitos, es mío, en su inmensidad. Lástima que cuando te lo entregué y prometiste cuidarlo, al salir a jugar con el barco, se te olvidó que era frágil y se rompió por tu descuido. Ni las caricas en mi espalda, ni tus miradas las tuve. Al final, no fuiste mío.

Crónicas de un tour: La mitad del mundo y un crater.

Imagen
12am, a 6° de temperatura, estaba Quito ese día. No pude apreciar bien el aeropuerto, o el recorrido desde el mismo hacia mi hotel, porque caía de sueño, sin embargo, el trayecto me regaló sus mejores estrellas, se vistió de elegancia negra y a mi llegada me recibió con honores y una alfombra roja, como preámbulo de lo que se avecinaba para mí y mis compañeros de viaje. Ya instalados en el hotel, maravilloso hasta más no desear, nos dispusimos a pedir servicio a la habitación porque el hambre atacó nuestros seres en ese momento, claro: tardamos mucho en el aeropuerto (los últimos en chequearnos en aduanas, el proceso de inmigración y etc, fuimos nosotros) así que al llegar al hotel, ya eran casi las 2am. Una hamburguesa y a dormir.

Un día normal

Me despierto en la mañana, sonrio y observo que es un comienzo, que el futuro se hizo presente y el presente se hizo pasado. Me pregunto que nos motiva a seguir adelante cada dia y mi alter ego me susurra en lo mas profundo de mis pensamientos que la vida es como las estrellas, cada uno de nosotros alumbra su destino y sobresale individualmente! Me siento y en cuestion de segundos veo pasar las horas en las caras de las personas en la calle, parece como si hubiese colocado en camara rapida la vida y yo detenido alli en medio de todo moviendome lentamente fuera del compas del sistema en el que nos desemvolvemos a diario. Mis ojos brillantes al final del crepusculo, solo reflejan la impotencia de un dia fugaz en el que no pude disfrutar de las bellezas de la vida. En cambio solo pude ver la desesperacion, dolor, ira, egoismo, traicion y odio que se profesa la gente a diario . . . Ya todo esta oscuro y el final del comienzo se avecina con la llegada de morfeo para escoltarme a su parai